Varias razones para seguir cagándose en dios: un inventario cherac del akinche decembrino (escrito de golpe)
Edgar Silva es un marica que dentro de poco se incorporará a la política porque este país es tan precario que cualquier imbécil que se pliegue a los intereses oportunos acaba siendo presidente o premio nobel o comentarista de fútbol o entrenador de la sele porque este país es una mala broma hecha país o un receptáculo de putas traidoras que compran su mudada decembrina en tiendas de diseñador y es un país de ignorantes chinameros y de dosificaciones escandalosas de manteca de chancho disfrazada y de episodios psicodélicos adobados con especies criollas digamos un trainspoting salpicado de achiote porque este es un país donde el neoclasicismo sexual ha sabido establecerse al pie de cualquier discoteca retro donde un par de universitarios resucitan a Catulo con las manos en los bolsillos y es un país donde las gentes siguen mamando sueño para mamar luego dolor y donde cualquier esquina a media noche es susceptible de convertirse en tu enemiga y donde deberíamos salir y asesinar a los conductores temerarios y asesinar sacerdotes y sepultar cualquier vestigio de posible cristero y andar por todos los parques minimizando obeliscos y tumbando monumentos y robando piropos y sembrando años pares en las márgenes de la duda para ver si acaso ¡hombre! que la vaina marcha mal y la palabra futuro nunca antes estuvo tan llena de espejismo ¡hombre! que a uno a veces le dan hasta ganas de pensar en dinosaurios o por lo menos en reptiles que son como telegramas de dinosaurio ¡carajo! que la cosa no pinta no pinta y sentís com que todo te abandona y se te borra la sonrisa y no sabés si es por tu barba o porque tu boca ya no es una alcancía de expectativas ni un depósito de palabras bellas ni canciones de amor y sentís que no se pudo y que otro año es otro año y es solo una muda de calendario con otras fotos menos atrevidas o una simple culminación astronómica que nadi sabe donde empezó pero sentís que es otro año aunque nada cambie en realidad y aunque la cuenta regresiva de radio reloj sea muy similar a un ridículo ensayo de extremahunción digamos una insoportable soledad metafísica un número de payasos en el que nadie te diga "te amo, feliz año"