Encuentro muy cercano con una ¨Cabeza de Agua¨
Eran aproximadamente las 14 horas del miércoles 3 de octubre, cuando un compañero de labores me instó a asomarme para ver lo crecido que estaba el río Pavas (mismo que en otros sectores lo conocen como ¨Negro¨, ¨Taras¨ más al norte o simplemente ¨Lima¨). En efecto, luego de varios años de estar en el lugar nunca lo había visto como ese día.
El ¨paredón¨ que distancia el río del lugar donde se ubica la oficina es de una altura de unos 5 mts. por lo que aunque una crecida sea peligrosa esta nunca ha representado una amenaza directa.
Lo cierto del caso es que en cuestión de 10 minutos, el jardín frontal empezó a ser ¨absorbido¨ por el agua que poco a poco y en forma de marejada, teñía cuanto tocaba de un color marrón (ni qué hablar del olor que despojaba!). Nunca nos imaginamos que sólo minutos después esta ingresaba a la oficina (que se encuentra unos 15 cm. sobre el nivel del césped) quitando cuanto se le atravesaba y suplantándolo por despojos de lo arrancado a su paso desde Llano Grande.
20 minutos necesitó para sembrar caos y destrucción, les confieso que a pesar de ser afectados en nuestro lugar de trabajo, las consecuencias fueron ínfimas en comparación con otros vecinos (muy próximos) quienes si perdieron todo.
Luego de que el agua volviera a su cauce, montañas de lodo innundaron todo lo que fuese tocado anteriormente por la misma. Y ahí, sólo 20 minutos después, el panorama no podía ser más sombrío y perturbador. No en la oficina, sino sólo un paso fuera del portón que divide una propiedad de la otra. Portón que fue perdonado por el paso del río, que no hizo más, que retomar el espacio que es suyo.
El ¨paredón¨ que distancia el río del lugar donde se ubica la oficina es de una altura de unos 5 mts. por lo que aunque una crecida sea peligrosa esta nunca ha representado una amenaza directa.
Lo cierto del caso es que en cuestión de 10 minutos, el jardín frontal empezó a ser ¨absorbido¨ por el agua que poco a poco y en forma de marejada, teñía cuanto tocaba de un color marrón (ni qué hablar del olor que despojaba!). Nunca nos imaginamos que sólo minutos después esta ingresaba a la oficina (que se encuentra unos 15 cm. sobre el nivel del césped) quitando cuanto se le atravesaba y suplantándolo por despojos de lo arrancado a su paso desde Llano Grande.
20 minutos necesitó para sembrar caos y destrucción, les confieso que a pesar de ser afectados en nuestro lugar de trabajo, las consecuencias fueron ínfimas en comparación con otros vecinos (muy próximos) quienes si perdieron todo.
Luego de que el agua volviera a su cauce, montañas de lodo innundaron todo lo que fuese tocado anteriormente por la misma. Y ahí, sólo 20 minutos después, el panorama no podía ser más sombrío y perturbador. No en la oficina, sino sólo un paso fuera del portón que divide una propiedad de la otra. Portón que fue perdonado por el paso del río, que no hizo más, que retomar el espacio que es suyo.
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