De lo grande y lo pequeño (una disquisición absurda acerca de la escala de tiempo Planck
De nuevo tengo poco tiempo. Quince minutos a lo sumo. Ciertamente la cuestión de lo grande y lo pequeño entraña astucias y sospechas más allá de lo dimensional. Hay cosas grandes y nadie lo niega: noches, semanas, edificios, tetas, traiciones, borracheras, refrigeradoras, estrellas, autobuses, puros y distancias. También hay cosas pequeñas: (otra vez) mujeres, narices, coños, asientos, camisas, celulares, electrones, instantes, besos, medias, encuentros, "table dance" y canciones. Sin embargo, las implicaciones de que existan cosas pequeñas y grandes no se explican a partir de lo relativo, es decir, no depende de cómo se mire. Lo pequeño claudicó ante el azar y la incertidumbre. Lo grande, lo colosal, colapsa sobre sí. El reino sensorial de lo pequeño es muy similar a esas noches en las que de repente uno acaba consumido en un suzuki swift, junto a una horrible tipa que luce un tatuaje de piolín (con gesto iracundo) y que empolva su nariz a cada minuto. Lo colosal se parece a una papada que dibuja la frontera entre el maquillaje barato y la genuinidad de una piel atropellada por los años. La voz de lo pequeño se parece a la tristeza. Es hosca y la luz del sol nunca llega hasta ella. Lo colosal permanece afónico por simple timidez. Hay paradojas en esto. Las moscas, a pesar de sus dimensiones, se parecen más a lo grande. Los elefantes, por su parete, son semejantes a lo pequeño porque son memoriosos y, según se dice, la historia del pueblo judío cabe en un maná. No importa: en la franja de gaza no hay elefantes. Lo pequeño dista mucho de ser como dijo Serrat. Naturalmente es muy sencillo pretenderse romántico cuando uno es Joan manuel Serrat. En Cartago es mucho más difícil y por eso uno, si acaso, logra ocuparse de la relación que hay entre lo pequeño y lo grande. Por cierto, esta misteriosa condición es particularmente propicia a los espejos sucios. Ojalá que una muchacha escarbe sus clavillos frente a él. Yo no sé qué digo ni me importa. Hace unos días me pidieron que escribiera acerca de un par de tipas cocainómanas y sus impodenrables atributos para la decadencia. Quién fuera su abogado para testar a cada madrugada con sus gramos... Lo grande y lo pequeño es una relación dialéctica indefinida. Se puede hacer un silencio con las manos y soplar un fantasma cuando hace frío y cuando el tiempo sabe a soledad. No importa si es pequeña o grande. Duele al fn de cuentas y los dolores son como un re menor: no tienen tamaño. Bien se puede visitar el Bunker para recolectar un par de frutos podridos (hubiera preferido decir prohibidos). Debí haber sido gracioso. No lo logro. Me sobregiré con 7 minutos. Es preciso llamar a mi aboga´o para devengar mi 2%. Que calor más cabrón hace en el trópico. Aquí hay una vocación para las incomodidades y ya no importa si existen cosas pequeñas o grandes porque al fin de cuentas estos es una farsa. Les recomiendo a todos cagarse en Diós, por lo menos alivia el calor y la resaca.
Instrucciones para cagarse en Diós
1. Enrumbé su mirada hacia el horizonte (por cierto, no sirven para nada) y trate de pensar en su horario de trabajo o en las axilas de su jefe. Si no tiene jefe piense en su suegro. Si no tiene suegro ni jefe ya debe haberse cagado en dios de modo que puede prescindir de estas líneas.
2. Tomé aire y mire a su alrededor. Si fuera posible realizar esta acción en las nmediaciones de Barrio México sería especialmente provechoso. De lo contrario se le recomienda viajar a la Lima, cerca de la escuela.
3. Piense que de nada sirve trabajar, ni serle fiel a su pareja, ni ser vegetariano, ni ser honesto ni masturbarse solo dos veces por día. (si es desempleado y soltero le será sencillo obviar las instrucciones)
4. Siéntase poseido por el tedio. Piense en un domingo. Piense en una serie de televisión aburrida, digamos, Dallas
5. Piense que cuando bebe el hígado se inflama.
6. Piense que cuando fuma los alveolos se aquinchan considerablemente.
7. Piense en el guachimán de El Sitio (ese que persiste en fastidiarme con el cuentico de que soy hermano de Diego)
8. Piense en Rekar
9. Trate de remover una pelusa de su ombligo.
10. Suspire y sienta como los huesos se vuelven pesados
11. Sienta la cervical tensa y dolor lumbar. Préstele atención a los riñones y al cólom.
12. Llévese sus manos hasta la cabeza y piense en los triunfalismos psicológicos que predican los psicoanalistas.
13. Piense que no existe la autonomía.
14. Piese que dentro de poco perderá la oportunidad de llmarse joven
15. Me cago en dios
*Me sobregiré más
Instrucciones para cagarse en Diós
1. Enrumbé su mirada hacia el horizonte (por cierto, no sirven para nada) y trate de pensar en su horario de trabajo o en las axilas de su jefe. Si no tiene jefe piense en su suegro. Si no tiene suegro ni jefe ya debe haberse cagado en dios de modo que puede prescindir de estas líneas.
2. Tomé aire y mire a su alrededor. Si fuera posible realizar esta acción en las nmediaciones de Barrio México sería especialmente provechoso. De lo contrario se le recomienda viajar a la Lima, cerca de la escuela.
3. Piense que de nada sirve trabajar, ni serle fiel a su pareja, ni ser vegetariano, ni ser honesto ni masturbarse solo dos veces por día. (si es desempleado y soltero le será sencillo obviar las instrucciones)
4. Siéntase poseido por el tedio. Piense en un domingo. Piense en una serie de televisión aburrida, digamos, Dallas
5. Piense que cuando bebe el hígado se inflama.
6. Piense que cuando fuma los alveolos se aquinchan considerablemente.
7. Piense en el guachimán de El Sitio (ese que persiste en fastidiarme con el cuentico de que soy hermano de Diego)
8. Piense en Rekar
9. Trate de remover una pelusa de su ombligo.
10. Suspire y sienta como los huesos se vuelven pesados
11. Sienta la cervical tensa y dolor lumbar. Préstele atención a los riñones y al cólom.
12. Llévese sus manos hasta la cabeza y piense en los triunfalismos psicológicos que predican los psicoanalistas.
13. Piense que no existe la autonomía.
14. Piese que dentro de poco perderá la oportunidad de llmarse joven
15. Me cago en dios
*Me sobregiré más
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